Mi amiga le habló al agiotista y quedó de ir a verlo. Me dijo que fuéramos ese día por la tarde, que "nos íbamos a arreglar". Sentimos que sí, que en efecto él había accedido a tomar el dinero y que todo acabaría.
Llegamos a su casa a la hora acordada con el dinero en la bolsa. El no estaba solo. Había un hombre con él y eso nos dio desconfianza. Lo presentó como su abogado. Upsss. Cuando vives una situación así y de repente, en tu miedo y tu ignorancia te presentan a alguien de "leyes" sientes que el mundo se te cierra. Sí, vuelves a asumir esa culpa, a sentirte responsable, "mala" por haber tomado dinero ajeno. Temerosa, muy temerosa que terminen las cosas mal.
Yo estaba sentada en el banquillo de los acusados. Era la que iba a tener que dar todo o nada porque era la culpable. Ya había un "abogado" de por medio, o sea, el asunto era más serio. O al menos eso me dio a entender.
Aquí debo aclarar que no soy una neófita. Soy profesionista y mi amiga también, pero el desgaste vivido por todo esto te nubla la razón y el entendimiento. Por un lado quieres acabar y arrancar de tajo el problema, pero por otro, algo muy dentro de ti empieza a despertar y te rebelas. Esa es la peor parte del proceso, esa lucha interna, el ser y el deber ser.
El abogado nos dijo que la deuda no podía ser saldada con los veinte mil pesos. Así de simple. Que de intereses moratorios iban casi 18 mil pesos (¿en qué momento creció?) y que faltaba todo el capital. Pero que su cliente entendía que podía haber una negociación de "buena fe"..
"Se soluciona de la siguiente manera: se paga el interés atrasado, se firma un nuevo convenio y se da un plazo mayor de tiempo. De no aceptarlo, ustedes cometen el delito de fraude y es penado con cárcel sin derecho a fianza, además tendrán que cubrir el gasto del juicio, blablablabla".....
Mi amiga y yo nos veíamos pálidas. La cárcel, eso es lo que nos estaba diciendo. Y el temor a caer preso no le agrada a nadie.
"¿Cuánto le tenemos que pagar?", le pregunté casi sin aliento. Ahorita, 10 mil, en dos semanas, tres mil, la siguiente, tres mil y la que sigue, sólo el interés correspondiente a los 15 mil..... Aquí están los papeles que deben firmar....
Viéndonos a los ojos, con las manos temblorosas, caímos. Sí, le firmamos un contrato apócrifo, en donde no figuraba el nombre del agiotista, sólo el de nosotras.
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