Bienvenid@s

Este espacio ha sido creado para aquellos que no conozcan el motivo por el cual decidí emprender Mi lucha contra la usura. Se hizo una recopilación de los primeros textos publicados hace cuatro años y se les ofrecen para que, si alguien no los ha leído, puedan saber cuál fue el origen de todo, ya que mucho se ha dicho sobre que mi identidad es ficticia, que no soy deudora o incluso que alguien me paga para que ataque a los bancos.
Sobre todo, este espacio se ha creado para que si alguna persona vive acechada por algún prestamista, tenga algunas herramientas para defenderse.


La forma de leer la totalidad de los artículos es la siguiente:

1. Se comienza por la página principal, hasta arriba del blog y se continúa en donde dice "entradas más antiguas". Esto porque blogger sólo permite un máximo de 20 páginas.

Espero que lo aquí escrito le sirva a muchas personas para no vivir una situación similar.

Mar Morales

De la desesperación a la lucha


Seguir pensando que iba a pasarme la vida en la sufridera por esa deuda hubiera sido un grave, grave error, lo mismo que seguir pensando en darles más dinero.
Había muchas cosas por las cuales luchar, la principal, mi familia, mi pequeña hija con sus múltiples necesidades y por supuesto yo. Ya estaba harta y cuando vi que había llegado al borde de la ruina, dije NO MAS.
Buscando soluciones la primera fue esfumarnos, borrarnos del mapa, desaparecer. Así de simple. Que los usureros con su abogado chafa se fueran al diablo, que me buscaran en el mapa o me mandaran señales de humo. Con los bancos y sus despacheros igual. Hacerme aire y perderme en el vendaval. Pero no soy de las personas que se esconden y por eso aguanté estoicamente una bola de insultos y argumentos tarugos de todos lados. No sé si para bien o para mal, todo empezaba a valerme gorro. Yo no soy así. A mí me gusta enfrentar los problemas, dar la cara, no me ando por las esquinas lloriqueando ni llena de miedos, pero cuando ha pasado más de un año y buscas soluciones topándote con la pared, ¿qué más te queda?
Leí por ahí alguna noticia en la que decía que los "deudores se borran del mapa" y lo entiendo perfecto. Es parte de las estrategias que tontamente e incluso inconscientemente la sociedad y su sistema han creado para hacernos quedar como los patitos feos del cuento. O peor aún: como los delincuentes.
Y sí, en efecto, empecé a parecer invisible. Nunca estaba para nadie. Telmex y su creador me deben de odiar porque dejé de pagar el teléfono nomás por no contestarlo. Dejó de ser un artículo de primera necesidad y hasta los aparatos guardé en el clóset. Ahí siguen, impávidos, esperando que les levante el castigo.
Una tarde, sin embargo, decidimos pedir ayuda. Nos armamos de valor y fuimos a una agencia del Ministerio Público a contar nuestro caso. A la distancia ya no sé si fue peor que seguirles la corriente a los usureros o irles a ver la cara de banqueta a los encargados del changarro. Pero sirvió de algo, básicamente para dos cosas: para saber que era la peor de las burras y para darme cuenta que no era tan fácil que ellos me demandaran. Estábamos prácticamente en igualdad de circunstancias: ellos tenían que demostrar que no les pagué y yo que demostrar que sí les di el dinero. A ver quién tendría la razón.

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