Bienvenid@s

Este espacio ha sido creado para aquellos que no conozcan el motivo por el cual decidí emprender Mi lucha contra la usura. Se hizo una recopilación de los primeros textos publicados hace cuatro años y se les ofrecen para que, si alguien no los ha leído, puedan saber cuál fue el origen de todo, ya que mucho se ha dicho sobre que mi identidad es ficticia, que no soy deudora o incluso que alguien me paga para que ataque a los bancos.
Sobre todo, este espacio se ha creado para que si alguna persona vive acechada por algún prestamista, tenga algunas herramientas para defenderse.


La forma de leer la totalidad de los artículos es la siguiente:

1. Se comienza por la página principal, hasta arriba del blog y se continúa en donde dice "entradas más antiguas". Esto porque blogger sólo permite un máximo de 20 páginas.

Espero que lo aquí escrito le sirva a muchas personas para no vivir una situación similar.

Mar Morales

lunes, 4 de marzo de 2013

Renaciendo



¿Cuánto gané, cuánto perdí?
Pablo Milanés.

El tiempo se pasa volando. Parece una frase hecha pero es real. He dicho que no me gusta mucho rescatar los pedazos de la memoria, pero hoy es un momento justo para hacerlo. Cuando eres deudor parece que el mundo se detiene, que el tiempo se detiene, que la vida se detiene. Esperas sin embargo, que las cosas cambien, que llegue el hada madrina y con su varita mágica acabe de tajo con tus problemas. Nunca sucede así, al contrario, pasan los días y todo parece peor, el cansancio y la desesperación te hacen su presa.

Cuando me preguntan cómo he sobrevivido les contesto: no lo sé. Y es que en verdad escuchas historias de terror, de personas que quieren acabar con su vida de tajo, que sienten que sólo así se acabará el acoso, la incertidumbre, la falta de dinero. No, yo en verdad no lo sé pero he sobrevivido, pese a todo, con alegría, con ilusiones, con amor, con fe.

El problema con los usureros tiene como sus épocas de auge, en las que pasan de la ira a la incertidumbre con momentos de mucha tranquilidad. Para los bancos parezco dejar de ser atractiva, llaman poco, visitan poco, molestan poco.

El recuerdo de aquellos días de niebla parece desdibujarse, aunque cuando renace, duele. Hoy especialmente dolió porque recordé mi antigua casa y mi mundo de oropel que los bancos y los usureros quebrantaron sin permiso. No tenían por qué meterse en mi vida pero lo hicieron. Me dicen que no hay mal que por bien no venga y quiero conformarme con pensar que sí.

Platicando con un amigo muy querido me dijo que los sueños buscan cabida en un momento preciso, y que cuando tocan a la puerta hay que dejarlos pasar. En efecto, mi crisis económica está quedando atrás. Y no sólo eso, he conseguido, en estas líneas, tener el reconocimiento de muchas personas que aplauden mi valor, mi audacia, mi poca pasividad. Sobre todo, existen amigos que han surgido de la nada para contarme que atraviesan problemas igual o peor que los míos y que, al leerme, se dan cuenta que todo termina tarde que temprano.

Sí, hoy puedo decir que estoy renaciendo aunque el recuerdo no sea grato, aunque sea más vivido de lo normal, aunque duela. Renazco porque creo que las cosas deben de cambiar, que nunca podrá triunfar la injusticia y, sobre todo, que debo solucionar hoy los problemas sola, como lo he hecho durante este tiempo. Renazco porque Dios me hizo fuerte y me dio la inteligencia de aprender a vivir.

Los bancos, los usureros, todos aquellos que fracturaron mis sueños sin pedirme permiso, no lo lograron. Y sé que no lo lograrán con nadie que tenga la capacidad de construir un presente sin discordia, sin egoísmo, sin maldad.

Gracias por leerme a lo largo de este tiempo.

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