Esos meses de cierta "tranquilidad" me sirvieron de
reflexión. Ya sabía, o al menos, quería saber, que los usureros cometían
un delito con sus prácticas, pero ese delito era como algo oscuro,
encubierto, turbio y que para acusarme a mí de algo, tenían que
reconocer su parte de culpa. O quizá no reconocerla, pero se habían dado
cuenta que no me doraban la píldora tan fácilmente.
En
ese impasse decidí escribir mucho, un poco para mí, un poco para pedir
ayuda y saber qué me esperaba si ese pagaré no regresaba a mis manos.
Sé
que en el estado de Veracruz, lugar donde ocurrió todo esto y donde
viven los agiotistas que protagonizan esta historia, la usura está
penada. Lo leí en la versión digital de un medio local y supe que podía
exponer mi caso ante los representantes del gobierno del estado. Fue
entonces cuando le escribí a Hugo Vega Morales, Coordinador General de
Asesores de la Secretaria de Gobierno del Estado de Veracruz.
Le
expuse paso a paso cómo había caído en manos de los usureros por no
aguantar la presión de las deudas bancarias. Pensé, alguien debe de
leerme y esta fue la carta que le envíe a su página digital:
Estimado Sr. Hugo Vega Morales:
"Mi
nombre es Mar..... soy originaria del estado de Veracruz y durante más
de un año he vivido el siguiente problema con un usurero y su esposa.
Debido
a las deudas bancarias que contraje, y que por supuesto no niego y que
pienso pagar, tuve que recurrir a un préstamo con este señor, de nombre
.... y con domicilio en.... de la ciudad de Veracruz Llave. Durante
meses le cubrí el interés semanal de cinco por ciento (mucho más de lo
permitido por la ley) e incluso le pagué el capital en más de una
ocasión sin conseguir que mi pagaré fuera devuelto; por el contrario, lo
único que he recibido de esta persona y su esposa son amenazas de
cárcel y me han amedrentado con llevarse mi caso a un juzgado y acusarme
de fraude. Por motivos familiares muy serios, tuve que viajar a la
Ciudad de México y desde aquí, he recibido llamadas, mails e insultos
por parte de la esposa. Le he hecho depósitos a su cuenta para poder
tener algún modo de comprobar los negocios turbios a los que se dedica,
ya que, por desgracia, no tengo prueba alguna para la denuncia. Sé que
los que ambos hicimos está mal, yo por pedir prestado a un particular y
ellos por no quererme regresar el documento. Cuando quise presentar mi
caso ante la justicia no fue aceptado por falta de pruebas y quedé ante
la total indefensión frente a estas personas. No sé qué hacer ni a dónde
dirigirme. Sé que con un pagaré firmado puedo ser acusada por ellos y
la que quedaré ante la ley y la sociedad como delincuente seré yo.
Mi
estancia lejos de mi ciudad se ha prolongado por tiempo indefinido y
esto me angustia aún más, pues puede considerarse que he huído, lo cual
no es cierto. Mi domicilio particular y todas mis cosas se encuentran en
aquella ciudad, es todo mi patrimonio mismo que puede ser acabado en
manos de estas personas.
Sr Vega Morales, le
pido de verdad me oriente y me diga qué debo hacer para recuperar mi
pagaré. No soy delincuente, soy una mujer profesionista, madre de
familia que está metida en un problema serio y vive en una situación
incómoda. Dígame los pasos a seguir y lo haré.
Agradezco infinitamente su atención y sé que pronto obtendré una respuesta.
Quedo a sus órdenes
P.d.
Le anexo los comprobantes de los pagos que le hice y los mails
recibidos por esta persona. no tengo más para probar lo aquí escrito".
Esta
carta la envíe el pasado mes de febrero y a la fecha no he recibido
contestación alguna. Le hice llegar una copia al gobernador del estado, y
tampoco contestó. Sé que quizá lo expuesto pareciera una trampa de mi
parte, una especie de venganza de alguien que se fue con el dinero y no
quiso pagar. No es mi caso. Durante meses he luchado, desde mi
trinchera, contra la usura esperando de verdad que algún día se acabe y
que se detenga la angustia, la incertidumbre, la desesperación de miles
de personas que debido a la situación que atraviesa nuestro país, hemos
tenido problemas financieros muy serios.
Tengo la
esperanza de que en algún momento, estos abusos acaben. También
esperanza de que en algún momento, esta carta tenga respuesta. Y lo
espero, en verdad, no sólo por mí, porque yo, al final de cuentas, estoy
aquí sentada compartiendo mi experiencia con ustedes, al lado de mi
familia, viendo crecer a mi hija y saliendo adelante de los problemas.
Espero una respuesta porque muchos, miles quizá, en este momento están
pensando en acabar con su vida debido al estrés y la desesperación que
ocasiona en los deudores el acoso de prestamistas particulares y los
despachos de cobranza.
No sé cuando obtenga una
respuesta, no sé incluso si algún día la reciba. Pero aquí espero y
seguiré escribiendo para que no exista una historia más como la mía de
abusos por deudas. Y como no pierdo la fe, al momento de publicar este
post, estoy reenviando de nuevo esa carta para que llegue a sus
destinatarios. Sigo esperando por mí, espero por miles. Yo tengo tiempo y
vida para hacerlo, por eso espero..
No hay comentarios:
Publicar un comentario