Bienvenid@s

Este espacio ha sido creado para aquellos que no conozcan el motivo por el cual decidí emprender Mi lucha contra la usura. Se hizo una recopilación de los primeros textos publicados hace cuatro años y se les ofrecen para que, si alguien no los ha leído, puedan saber cuál fue el origen de todo, ya que mucho se ha dicho sobre que mi identidad es ficticia, que no soy deudora o incluso que alguien me paga para que ataque a los bancos.
Sobre todo, este espacio se ha creado para que si alguna persona vive acechada por algún prestamista, tenga algunas herramientas para defenderse.


La forma de leer la totalidad de los artículos es la siguiente:

1. Se comienza por la página principal, hasta arriba del blog y se continúa en donde dice "entradas más antiguas". Esto porque blogger sólo permite un máximo de 20 páginas.

Espero que lo aquí escrito le sirva a muchas personas para no vivir una situación similar.

Mar Morales

lunes, 4 de marzo de 2013

Mi situación actual (Marzo 2013)

La historia que aquí se narra es cien por ciento verídica y me ocurrió en 2008.  A tantos años de distancia pareciera que en verdad fue una pesadilla. Muchos se preguntarán qué pasó. Pues lo dije: todo y nada. Estas personas se quedaron con todo mi dinero hasta que decidí no dar un peso más. Cuando me preguntan si daré a conocer su verdadera identidad les respondo que no, que a menos que sea verdaderamente necesario (como si volvieran a aparecer, por ejemplo). Dirán que soy tonta, pero en el fondo, ella, la usurera, se ganó cierta simpatía de mi parte. No sé si padezco el Síndrome de Estocolmo o algo parecido, pero no podría hacer nada para dañarla. En las últimas fechas que la vi falleció su mamá y verdaderamente estaba abatida. Me partió el alma. Yo en esos momentos estaba a punto de perder a mi padre y fue verdaderamente terrible verla así. ¿Rencor? No les tengo. Ellos defendían lo suyo y yo lo mío y alguien tenía que salir perdiendo. En esos momentos pensé que perdí yo, pero con el paso del tiempo supe que gané. Gané porque en primer lugar tengo una vida honesta, aprendí a vivir sin el crédito, pude ayudar a muchas personas y muchas personas a la vez me ayudaron. Ahora me toca hacer la siguiente parte: ayudar económicamente a alguna institución que en verdad lo necesite, como aquellas que atienden niños con cáncer. Al hacerlo, creo estarle devolviendo a la vida todo lo que me ha dado, pues estoy convencida que el universo no es estático, que siempre toma su rumbo y espera que se le devuelva las maravillas que podemos disfrutar quienes en él habitamos.
Esa siempre fue mi idea. De hecho, personas que me conocen saben que mi ilusión era crear una asociación de ayuda al deudor, pero sin cobrar un solo centavo. Es decir, pensaba o tenía el entusiasmo de crear un fondo de ayuda para que mujeres solas, que se vieran en una situación como la mía, pudieran pagar sus deudas sin invertir un solo centavo. No pasó de ser un sueño guajiro, sobre todo cuando investigué cómo trabajan los despachos y reparadoras de crédito. Se me hizo que era seguirles fomentando la usura y que siguieran dejando a la calle a los deudores. En ese momento deseché la idea y pensé que lo mejor era ayudar a personas con una enfermedad tan terrible como el cáncer, ya que perdí a mi padre por esa enfermedad y acabo de perder, en espacio de menos de dos meses, a dos sobrinas, una de 16 y otra de 22, por la misma causa.
Creo que los fondos que se recauden podrían contribuir con un granito de arena para esas personas.
Los donativos, por la cantidad que deseen, pueden hacerlos a la siguiente clabe interbancaria 044180001008148713 de Scotiabank o directamente en ventanilla, solicitando el número de cuenta a los siguientes mails: almanmor@hotmail.com o mar_moralescar@hotmail.com

El blog de Mi lucha contra la usura será actualizado diariamente, éste no porque todo lo que debía decir de esta parte de la historia ya quedó dicho.  A menos que sucediera algo inesperado que les tenga que dar a conocer y, por supuesto, estaré atenta de sus comentarios y dudas para responderlas.

Espero contar con su apoyo y de antemano agradezco su colaboración.


Mar Morales


Renaciendo



¿Cuánto gané, cuánto perdí?
Pablo Milanés.

El tiempo se pasa volando. Parece una frase hecha pero es real. He dicho que no me gusta mucho rescatar los pedazos de la memoria, pero hoy es un momento justo para hacerlo. Cuando eres deudor parece que el mundo se detiene, que el tiempo se detiene, que la vida se detiene. Esperas sin embargo, que las cosas cambien, que llegue el hada madrina y con su varita mágica acabe de tajo con tus problemas. Nunca sucede así, al contrario, pasan los días y todo parece peor, el cansancio y la desesperación te hacen su presa.

Cuando me preguntan cómo he sobrevivido les contesto: no lo sé. Y es que en verdad escuchas historias de terror, de personas que quieren acabar con su vida de tajo, que sienten que sólo así se acabará el acoso, la incertidumbre, la falta de dinero. No, yo en verdad no lo sé pero he sobrevivido, pese a todo, con alegría, con ilusiones, con amor, con fe.

El problema con los usureros tiene como sus épocas de auge, en las que pasan de la ira a la incertidumbre con momentos de mucha tranquilidad. Para los bancos parezco dejar de ser atractiva, llaman poco, visitan poco, molestan poco.

El recuerdo de aquellos días de niebla parece desdibujarse, aunque cuando renace, duele. Hoy especialmente dolió porque recordé mi antigua casa y mi mundo de oropel que los bancos y los usureros quebrantaron sin permiso. No tenían por qué meterse en mi vida pero lo hicieron. Me dicen que no hay mal que por bien no venga y quiero conformarme con pensar que sí.

Platicando con un amigo muy querido me dijo que los sueños buscan cabida en un momento preciso, y que cuando tocan a la puerta hay que dejarlos pasar. En efecto, mi crisis económica está quedando atrás. Y no sólo eso, he conseguido, en estas líneas, tener el reconocimiento de muchas personas que aplauden mi valor, mi audacia, mi poca pasividad. Sobre todo, existen amigos que han surgido de la nada para contarme que atraviesan problemas igual o peor que los míos y que, al leerme, se dan cuenta que todo termina tarde que temprano.

Sí, hoy puedo decir que estoy renaciendo aunque el recuerdo no sea grato, aunque sea más vivido de lo normal, aunque duela. Renazco porque creo que las cosas deben de cambiar, que nunca podrá triunfar la injusticia y, sobre todo, que debo solucionar hoy los problemas sola, como lo he hecho durante este tiempo. Renazco porque Dios me hizo fuerte y me dio la inteligencia de aprender a vivir.

Los bancos, los usureros, todos aquellos que fracturaron mis sueños sin pedirme permiso, no lo lograron. Y sé que no lo lograrán con nadie que tenga la capacidad de construir un presente sin discordia, sin egoísmo, sin maldad.

Gracias por leerme a lo largo de este tiempo.

El que no habla, Dios no lo oye


Al escribir ayer mi molestia empecé a recibir, como siempre, muestras de apoyo en mi mail y aquí en mi espacio. Obviamente, después de tanto tiempo y de tantas personas que han conocido mi caso, las respuestas no se han hecho esperar.
Recibí, además en la mañana una llamada de una persona que hace unos meses me ayudó a ver qué posibilidades había de salir bien librada de este problema por las vías legales.
Me dijo, palabras más palabras menos, que no me preocupara de nada. Que en caso que siguiera insistiendo en tener "su dinero", que la dejara hacer lo que creyera conveniente, pues hay un antecedente que estas personas han estado actuando mal y peor lo harán si siguen molestando.
La cosa es simple y es compleja. Pueden, claro, endosar el pagaré para que lo cobre otra persona, pero estando lejos de ellos es más complicado y más caro. Tengo además las fichas de depósito, los testigos y las ganas de defenderme.
Me han dicho, en los últimos días, que saque a la luz las fichas de depósito y que dé los nombres de las personas. No lo he hecho porque no pienso perjudicarlos a menos que ellos lo intenten. Lo más fácil, para todos, es que se olviden de esto y me devuelvan el pagaré, el cual, por supuesto, exhibiré en este espacio.
NO, no me estoy escondiendo, siempre lo he dicho. Pero no soy una ignorante dispuesta a dejarme apantallar. Si yo supiera que hice mal, lo aceptaría, pero ya les pagué. Ni modo, no soy su fuente de ingresos permanente.
Por lo tanto, sigo esperando la respuesta de las autoridades a quienes les hice saber mi caso. Sé que van a responder porque vivimos en un país de leyes y si no se resuelve, ¿qué nos podemos esperar?
Sigo, además, enviando mi testimonio a distintos medios de comunicación. Sólo rompiendo el silencio se podrá solucionar. Así lo creo, lo espero, lo esperaré.

Por cantar victoria

La última entrada que publiqué en este blog hablaba de la distancia que había tenido esta señora conmigo y que, al parecer, las cosas se habían calmado.

Pues parece que la invoqué. Precisamente ayer recibí un mail de ella exigiéndome, mandada según por su marido, el dinero.



"MARINA: YA A PASADO BASTANTE TIEMPO..DE LA SITUACION EN LA Q LE PEDISTE A MI ESPOSO TIEMPO...ME GUSTARIA QUE..TE COMUNICARAS O SI YA ESTAS EN VERACRUZ,..VENGAS PARA HACER CUENTAS...YA Q MI ESPOSO QUIERE SU DINERO. GRACIAS".


Parece mentira pero creo que este problema no tiene fin. Lo malo, lo peor de todo, es que me pone de malas. ¿Piensa que estoy de brazos cruzados esperando que llame, mande mail, o se aparezca? No, no señores, llevo meses, varios meses exponiendo mi situación y diciéndole a la gente que no se deje, que si tuvimos la desfortuna de caer en manos de gente así, hay modos, hay métodos, hay leyes que nos pueden proteger.

Esta deuda está más que saldada, pero lo avaricia de las personas, encubiertas con un velo de bondad, no tiene límite. ¿Las autoridades de Veracruz no ponen en orden a los usureros? ¿Y las leyes que proclama HUGO VEGA MORALES dónde están? Sólo refrescando un poco la memoria, les diré que desde el año 2000 en el estado de Veracruz se aprobó una ley que protege a las personas contra los abusos de los usureros:

Penalizan agio en Veracruz .

Hasta siete años de cárcel a los infractores. Se sancionará a prestamistas, cobradores de intereses y abogados que respalden estas acciones. Aprueba el Congreso reforma legal
Veracruz se convierte en el primer estado del país donde se aplicarán severas penalidades al agio y la usura, con la modificación del artículo 190 del Código Penal y se evitará que cobren mayores intereses pues ésta se basará al de los certificados de la Tesorería, cuyas reformas entraron en vigor a partir de ayer.
De acuerdo con informes del presidente de la Comisión Temporal de Atención a Deudores de la Banca, del Congreso local, diputado Hugo Vega Morales, indicó que esta nueva ley sancionará no sólo a quienes presten dinero bajo claras condiciones de usura, sino también a los cobradores de intereses y a los abogados que respalden estas acciones.


Este tema, además, fue tratado en este espacio y dije también que las autoridades de mi querida ciudad estaban enteradas de lo que me ocurría, sin embargo, debido a la distancia, las respuestas habían sido vagas y yo, a causa de la enfermedad de mi papá (+) no había tenido el tiempo suficiente de darle el seguimiento correcto.


Así las cosas, y viendo que el problema quiere salir de nuevo a flote, me dedicaré a hacer algunas observaciones.

1. La deuda con estas personas está MAS QUE PAGADA, se les dio interés y capital en tiempo y forma, sólo que mis problemas familiares me orillaron a dejar la ciudad y la vida me dejó de nuevo en otra ciudad.

2. Me he comunicado con ellos en distintas ocasiones para querer negociar. Tengo en mi poder mails, mensajes etc, que demuestran que NO HA SIDO NEGATIVA DE PAGO, además de las fichas de depósito del dinero que le envíe estando ya en otra ciudad.
3. La señora NO ha querido aceptarlo y no quiso regresar el pagaré, FIRMADO EN BLANCO y con UN CONTRATO APOCRIFO en el que se sostiene que cobra el 6 por ciento semanal. Si lleva ese contrato ante un juzgado y es aceptado, acusándome a mí de fraude o abuso de confianza, veremos que las autoridades están coludidas y son tan responsables como ella.
4. Si me siguen cobrando ese dinero y llegan a mortificar a mi madre o algún miembro de la familia, los hago responsables de lo que ocurra.
Al momento de escribir estas líneas hago de nuevo un llamado a las autoridades del estado de Veracruz para que se ocupen de asuntos importantes, no sólo el mío, el de miles de personas que están en esta situación y que viven otros conflictos graves como homicidios, estafas, secuestros. El nivel de descomposición de esa ciudad es delicado y debe atenderse.
Estoy en espera de respuestas. Al publicar este post estoy enviando, de nueva cuenta un correo a las autoridades competentes y a distintos medios locales para que sepan que sigo luchando y no descansaré hasta que no haya NUNCA MAS UNA HISTORIA DE ABUSO POR DEUDAS.

¿Y cómo van las cosas?


Recibí hace unos días un mail donde una persona me preguntaba: Marina, ¿no tienes miedo? Así con esa familiaridad con la cual se refirió a mí, con mi nombre propio, le respondí que no, que el miedo lo perdí hace tiempo cuando el instinto de sobrevivencia me orilló a buscar soluciones reales a mis problemas.
Hace exactamente tres meses que no recibo una llamada de los usureros y no es que quiera hacer un festejo por ello, pero sí quiero enfatizar que no les temo.
De todos los pagarés que se firmaron y se recuperaron quedaron en su poder uno, a nombre de mi amiga, quien asumió el adeudo como propio para dejarme a mí fuera. Ella tampoco tiene miedo, los ve a menudo pasar por su casa y si no le dicen nada para bien, tampoco lo hacen para mal. El asunto, suponemos, está para ellos perdido porque así lo han hecho saber a la mayoría de las personas que nos conocen.
Sus argumentos fueron los siguientes:
Mar se escapó como ratera y ella, mi amiga, ha hecho gala de un cinismo descnocido incluso para mí y proclama por todos lados que no les dará un peso más.
El último depósito que les hicimos fue el 7 de junio por 500 pesos. De poquito en poquito se llena el barrilito pero a ellos no les interesa tratar con poquiteros y se juntan sólo con personas que les llevan grandes cantidades de dinero hasta su casa cada semana.




Sumado a todo esto, el anonimato tras el cual escribí durante meses en este blog se rompió cuando mi amiga, en otro momento de astucia, les enseñó la dirección de la página y les hizo ver que no estaba dispuesta a quedarme callada un momento más.
No, no tememos ser demandadas ni terminar en la cárcel. Ellos ya saben cómo localizarme y saben que me defenderé. En ocasiones reflexiono y concluyo que muchas veces no vemos con claridad el alcance que pueden tener las palabras escritas en un medio tan importante y que llega a tantas personas como es el internet. Yo no lo supe a tiempo y el miedo, en esos momentos, sí me paralizó. Siendo analítica como soy me asombra, a la distancia, el haberme dejado aturdir por un par de delincuentes como estos sujetos.
Pero el internet me ayudó de muchas maneras: pude pensar con claridad, pude investigar y, sobre todo, pude conocer gente que, debo recalcarlo,desinteresadamente se ofreció a llevar mi caso de ser necesario y defenderme sin cobrarme un solo centavo.
¿Por qué? Porque aunque parezca raro, todavía hay personas que creen en la buena voluntad de los demás, porque mi caso no es el único por desgracia y porque muchos creemos que sí se puede luchar con uñas y dientes contra los usureros.
"Salí del clóset", es cierto, y ese anonimato se rompió sin proponérmelo e incluso familiares y amistades cercanas se asombraron ante mi valor.
Sí, hoy duermo tranquila y vivo mejor. Estoy atenta a sus pasos y sé que si, en algún momento vuelven al ataque, tendré las armas para alejarlos de mí. Ellos sabrán si siguen alejados o si me buscan para seguirle. Yo sigo aquí y aquí estaré.

domingo, 3 de marzo de 2013

Escribo, escribo, escribo...


Esos meses de cierta "tranquilidad" me sirvieron de reflexión. Ya sabía, o al menos, quería saber, que los usureros cometían un delito con sus prácticas, pero ese delito era como algo oscuro, encubierto, turbio y que para acusarme a mí de algo, tenían que reconocer su parte de culpa. O quizá no reconocerla, pero se habían dado cuenta que no me doraban la píldora tan fácilmente.

En ese impasse decidí escribir mucho, un poco para mí, un poco para pedir ayuda y saber qué me esperaba si ese pagaré no regresaba a mis manos.

Sé que en el estado de Veracruz, lugar donde ocurrió todo esto y donde viven los agiotistas que protagonizan esta historia, la usura está penada. Lo leí en la versión digital de un medio local y supe que podía exponer mi caso ante los representantes del gobierno del estado. Fue entonces cuando le escribí a Hugo Vega Morales, Coordinador General de Asesores de la Secretaria de Gobierno del Estado de Veracruz.

Le expuse paso a paso cómo había caído en manos de los usureros por no aguantar la presión de las deudas bancarias. Pensé, alguien debe de leerme y esta fue la carta que le envíe a su página digital:


Estimado Sr. Hugo Vega Morales:

"Mi nombre es Mar..... soy originaria del estado de Veracruz y durante más de un año he vivido el siguiente problema con un usurero y su esposa.

Debido a las deudas bancarias que contraje, y que por supuesto no niego y que pienso pagar, tuve que recurrir a un préstamo con este señor, de nombre .... y con domicilio en.... de la ciudad de Veracruz Llave. Durante meses le cubrí el interés semanal de cinco por ciento (mucho más de lo permitido por la ley) e incluso le pagué el capital en más de una ocasión sin conseguir que mi pagaré fuera devuelto; por el contrario, lo único que he recibido de esta persona y su esposa son amenazas de cárcel y me han amedrentado con llevarse mi caso a un juzgado y acusarme de fraude. Por motivos familiares muy serios, tuve que viajar a la Ciudad de México y desde aquí, he recibido llamadas, mails e insultos por parte de la esposa. Le he hecho depósitos a su cuenta para poder tener algún modo de comprobar los negocios turbios a los que se dedica, ya que, por desgracia, no tengo prueba alguna para la denuncia. Sé que los que ambos hicimos está mal, yo por pedir prestado a un particular y ellos por no quererme regresar el documento. Cuando quise presentar mi caso ante la justicia no fue aceptado por falta de pruebas y quedé ante la total indefensión frente a estas personas. No sé qué hacer ni a dónde dirigirme. Sé que con un pagaré firmado puedo ser acusada por ellos y la que quedaré ante la ley y la sociedad como delincuente seré yo.
Mi estancia lejos de mi ciudad se ha prolongado por tiempo indefinido y esto me angustia aún más, pues puede considerarse que he huído, lo cual no es cierto. Mi domicilio particular y todas mis cosas se encuentran en aquella ciudad, es todo mi patrimonio mismo que puede ser acabado en manos de estas personas.
Sr Vega Morales, le pido de verdad me oriente y me diga qué debo hacer para recuperar mi pagaré. No soy delincuente, soy una mujer profesionista, madre de familia que está metida en un problema serio y vive en una situación incómoda. Dígame los pasos a seguir y lo haré.
Agradezco infinitamente su atención y sé que pronto obtendré una respuesta.
Quedo a sus órdenes
P.d. Le anexo los comprobantes de los pagos que le hice y los mails recibidos por esta persona. no tengo más para probar lo aquí escrito".
Esta carta la envíe el pasado mes de febrero y a la fecha no he recibido contestación alguna. Le hice llegar una copia al gobernador del estado, y tampoco contestó. Sé que quizá lo expuesto pareciera una trampa de mi parte, una especie de venganza de alguien que se fue con el dinero y no quiso pagar. No es mi caso. Durante meses he luchado, desde mi trinchera, contra la usura esperando de verdad que algún día se acabe y que se detenga la angustia, la incertidumbre, la desesperación de miles de personas que debido a la situación que atraviesa nuestro país, hemos tenido problemas financieros muy serios.
Tengo la esperanza de que en algún momento, estos abusos acaben. También esperanza de que en algún momento, esta carta tenga respuesta. Y lo espero, en verdad, no sólo por mí, porque yo, al final de cuentas, estoy aquí sentada compartiendo mi experiencia con ustedes, al lado de mi familia, viendo crecer a mi hija y saliendo adelante de los problemas. Espero una respuesta porque muchos, miles quizá, en este momento están pensando en acabar con su vida debido al estrés y la desesperación que ocasiona en los deudores el acoso de prestamistas particulares y los despachos de cobranza.
No sé cuando obtenga una respuesta, no sé incluso si algún día la reciba. Pero aquí espero y seguiré escribiendo para que no exista una historia más como la mía de abusos por deudas. Y como no pierdo la fe, al momento de publicar este post, estoy reenviando de nuevo esa carta para que llegue a sus destinatarios. Sigo esperando por mí, espero por miles. Yo tengo tiempo y vida para hacerlo, por eso espero..

El principio del fin

Poco a poco el acoso de estas personas a mi amiga fue cediendo. Si se dan cuenta, de un problema más o menos sencillo o no tan complicado, se tornó todo un desastre.

Ya no era sólo yo, ni mi amiga y yo, eran dos contra dos en una lucha en verdad absurda. Y era absurda porque cuando empezó el problema, cuando me accidenté y cuando quise negociar, no accedieron y se pusieron más necios.

Pero las cosas cambian. Nunca pensamos que todo se complicaría, que yo tendría que viajar y que nunca los volvería a ver.

El primer respiro que tuve fue cuando platiqué con una antigua vecina y me dijo que le había comentado la mujer que no sabía nada de mí, pero que la deuda estaba liquidada. No sabía si creerle o no, pero me lo dijo seria, convencida de que la usurera decía la verdad. Cuando se lo comenté a mi amiga se quedó pensando si no sería una trampa para volver a acercarnos a nosotras. En ese momento no lo sabíamos y tampoco estábamos dispuestas a andarlo averiguando.
Sí nos preocupaba, sin embargo, que no teníamos en nuestro poder el pagaré y que ellos le podían dar mal uso y más si caía en manos del pseudoabogado que tenían.
Mi amiga dijo que iba a dejar pasar unos días y que los iba a volver a buscar. A mí me daba miedo que ella se enfrentara de nuevo a ellos, pero sí, era necesario recuperar ese documento para poder estar tranquilas.
En ese momento, respecto a mis deudas bancarias, ya eran más llevaderas, al estar lejos también me había librado del acoso de los cobradores y cuando había tenido chance, me había acercado a negociar, dejándoles claro a mis acreedores que las condiciones las tenía que poner yo porque, al final de cuentas, yo era la que podía ofrecerles de acuerdo a mis posibilidades.
Sí, el camino tan tortuoso y lleno de espinas empezaba a ser despejado. No faltaba mucho, lo presentía, para que esas personas entendieran que no les volvería a dar un peso más y que el producto de esos malos negocios se les viniera al suelo.
Buscarme en otra ciudad les costaría mucho dinero y lo que menos querían era gastar. A mi amiga la perdieron de vista un buen rato porque se mudó de casa sin avisarles. Este proceso, debo decirlo, no nos dejó tan tranquilas. En el fondo nos sentíamos delincuentes huyendo, pero no era así. Nosotras cubrimos la deuda y ellos debían de reconocerlo tarde que temprano o enfrascarse en una lucha sin mucho futuro. Las cosas se quedaron así algunos meses más.